ESPECTADORA DEL VIENTRE A LA TUMBA.
AUTORRETRATO SONORO Desde que nací soy el sujeto que observa. Extraída a la fuerza del vientre de mi madre, poniendo en riesgo las dos vidas, puesta en una incubadora con los ojos redondos, observando afuera de la caja de cristal. Miento si digo que lo recuerdo, pero así fue. La niña que desde su jardín ve el mundo como una inmensidad indescifrable, lo único que ha cambiado es que ya no me maravilla. Poco a poco crecí, como cualquier otro ser y a falta de grandes habilidades sociales que me permitiesen hacer amigos en el colegio pude ganar muchos otros amigos: ahí Coltrane, Chet Baker, ahí Benedetti, Cortázar, ahí Gonzálo Arango. No casualmente empecé a escribir ansiosamente, como quien busca, en el ejercicio de la escritura, la salvación de su propia vida. No casualmente aprendí a tocar saxofón y me estremecí con un jazz oxidado ejecutado por mis pulmones podridos. Más hábitos autodestructivos que constructivos hicieron mi persona y aquí estoy, sin...