ESPECTADORA DEL VIENTRE A LA TUMBA.


AUTORRETRATO SONORO








Desde que nací soy el sujeto que observa. 
 Extraída a la fuerza del vientre de mi madre, poniendo en riesgo las dos vidas, puesta en una incubadora con los ojos redondos, observando afuera de la caja de cristal.
Miento si digo que lo recuerdo, pero así fue.
La niña que desde su jardín ve el mundo como una inmensidad indescifrable,
lo único que ha cambiado es que ya no me maravilla.
Poco a poco crecí, como cualquier otro ser y a falta de grandes habilidades sociales que me permitiesen hacer amigos en el colegio pude ganar muchos otros amigos:
ahí Coltrane, Chet Baker, ahí Benedetti, Cortázar, ahí Gonzálo Arango.
No casualmente empecé a escribir ansiosamente, como quien busca, en el ejercicio de la escritura, la salvación de su propia vida.
No casualmente aprendí a tocar saxofón y me estremecí con un jazz oxidado ejecutado por mis pulmones podridos.
Más hábitos autodestructivos que constructivos hicieron mi persona y aquí estoy,
sin frases motivacionales qué rememorar, nada conmovedor para decir.
"Vivir es esencialmente sufrir" Decía Schopenhauer, luego Nietzsche me enseñó a hacer del dolor una fiesta, un aprendizaje, luego yo me enseñé que nada me estancaría.
Trazo mi camino con sangre.
No espero vivir mucho.
Mientras tanto sigo siendo la mujer espectadora, la que tras un confinamiento
por fin siente que recupera su escencia,
desde el balcón el mundo sigue frente a mis ojos indescifrable,
y hoy por hoy afectado y caótico...
me pregunto si todos vamos a morir pronto.
No por reconocerme como expectadora me condeno a la quietud,
pues mis ejecuciones y actos son el resultado de años de mirada fija y boca cerrada.
Más palabras hay en mis cuadernos que en mi boca y aún teniendo muchas esperanza en mis actos 
con sutileza prefiero condenarme a la derrota, luego de eso, cualquiera será un buen resultado.
Soy la única persona a la que me interesa sorprender.
Todo esto para decir: este es mi autorretrato en el que converge lo que me construye como sujeto, como artista, como mujer solitaria, como animal hostil. 
"Pero no soy tan simple como para no advertir
Que no hay tres minutos, ni hay cien palabras que me puedan definir"
En medio de las paredes de mí casa y con los brazos cruzados sobre el balcón, sin ningún entorno abierto en el cuál reconocerme o buscarme, los sonidos de lo que soy y el seguir espectando me ayudan a encontrarme.

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